Aunque el griego Eurípides, uno de los dramaturgos más grandes de todos los tiempos, tiene una tragedia dedicada a las adoradoras del dios Baco con el mismo título, no me voy a poner teatral y vamos a eso del descubrir, aprender y probar. En esta ocasión nos toca este tinto de la DO Vinos de Madrid, llamado Las Bacantes 2016, que Carlos Sánchez, un enólogo de los llamados viajeros que también desarrolla proyectos en La Rioja, elabora en Cadalso de los Vidrios.
Viene de un pequeño viñedo de poco más de dos hectáreas de garnachas de unos 70 años, salpicado de perales y membrillos. Sánchez conoce prácticamente a cada una de ellas y, como el maestro ante la clase (no en vano estudió magisterio), es capaz de extraer lo mejor de cada alumna, interviniendo lo mínimo en el campo y en bodega.
Una gozada con su punto mineral, zonal y, sobre todo, monte bajo, lavandas, y hasta un toque cítrico como de piel de pomelo confitada
Se trata de uno de esos vinos que, una vez que los pruebas, es difícil borrar su huella. Una gozada con su punto mineral, zonal y, sobre todo, monte bajo, lavandas, y hasta un toque cítrico como de piel de pomelo confitada (¿será de esos membrillos?). Sí, no nos hemos vuelto locos, aunque corriendo Las Bacantes por nuestro gaznate bien podríamos hacerlo.
Vamos, que Sánchez, más que dramaturgo, se revela poeta y consigue sacar esa musa que todos llevamos dentro, y eso que a mí, el lirismo, lo justo. En cuanto lo veáis, echadle el guante. Pero, ¡andad rápidos!, ya que tan solo se hacen 1.500 botellas de este que, para mí, es uno de los mejores tintos elaborados con garnacha de Madrid, ahí queda eso.
Nota: Las Bacantes tiene un hermano blanco de Albillo Real que quita las tapaderas del sentido. Lástima que solo salgan al mercado unas doscientas y pico botellas cada año. Pilladlo sin contemplaciones y luego me contáis.