Retornamos al cine con un auténtico homenaje a todo lo retro: Ready Player One (7,8 en IMDB; 7,1 en filmaffinity y más de 500 millones de dólares en taquilla, por ahora). Tras una serie de películas que me han dejado frío (Black Panther y Tomb Raider entre los estrenos y alguna que otra más antigua como La Liga de la Justicia), por fin puedo hablaros de algo reseñable, y ya lo empezaba a echar de menos. Tras perderme la segunda de Pacific Rim, que extrañamente ha desaparecido de las salas en menos de un mes (tras verla entiendo la razón), y que era una de las que esperaba con ganas, mi segunda opción era lo nuevo de Spielberg y la verdad es que no me ha defraudado en absoluto.
Como es muy probable que cuente más de lo debido, ya os aviso que lo que viene a partir de aquí puede contener algún que otro DESTRIPE (SPOILER para los que les gustan los anglicismos), así que estáis advertidos.
Ready Player One empieza con un temazo de Van Halen, para abrir boca de lo que te espera
Que la película empiece con el temazo Jump de Van Halen ya es toda una declaración de principios. Con esta frase podría acabar la reseña sin más y os lo habría contado casi todo. Sí, porque es un tributo constante a los ochenta y noventa en todos y cada uno de los 140 minutos de su metraje. Si no te va lo pop o estás harto de lo vintage, no la veas porque no te va a gustar, de lo contrario, la vas a disfrutar como un enano.
Entrando un poco en el frikismo, que lo tiene a rebosar (con ese nombre, ¿qué esperaban?), puedo decir que no es tan fiel a la época de la que se alimenta, ya que, por ejemplo, el equipo Halo y Tracer (Overwach) del universo Blizzard son ya del siglo XXI. En cambio, sí se mueven en su tiempo Chun Li de Street Fighter, Gundam (ojo, El Gigante de Hierro es de 1999 y es fundamental para la trama) y Jim Raynor (Starcraft es de 1998, aunque la apariencia que sale en la cinta se parece a la versión del 2010, la del 98 era en 2D).
Un Mazinger hubiera estado de lujo, pero optaron por un Gundam. No nos podemos quejar
Primera pega: eché de menos un Mazinger, que siempre me ha parecido mejor que Gundam, pero es mi opinión. Aquí os dejo un enlace con algunas referencias o easter eggs (qué obsesión con el inglés, la verdad) que ha recopilado Fotogramas, que no son todos, ni mucho menos (se habla de hasta 138), ni se ven tan fácilmente como parece. Otro de los puntos negativos, y esto es ponerse demasiado puntilloso, es el abuso de la realidad virtual, ya que en la primera hora solo sabemos de la existencia de algunos de sus personajes por su avatar y ya.
Por esto, la actuación de los actores me parece correcta, puesto que sería más acertado juzgar la de su representación en el juego que a ellos, pero no quiero meterme en ese jardín. Otro gran homenaje son los avatares de todos los personajes de la película. El protagonista masculino es muy al estilo Final Fantasy, la femenina igual, aunque tirando, si se puede más, a la estética japonesa (se nota la admiración del director hacia Hayao Miyazaki, el padre de El Viaje de Chihiro). Entre los malos, uno es una vuelta de tuerca entre Skeletor y El Castigador, y el otro una especie de Clark Kent oscuro, que me recuerda a alguien más que no consigo ubicar con claridad.
Ready Player One tiene hasta 138 referencias o «easter eggs»
Aquí voy a decir que el primer diálogo entre dos de los protagonistas de la película puede parecer ridículo si no has jugado nunca a, por ejemplo, World of Warcraft u otro similar, ya que es una situación típica entre las típicas: gastarse los oros en mierdas estéticas que no valen para nada antes de hacerlo en algo fundamental para el juego. Van Halen y esto me conquistaron para el resto de las más de dos horas que dura la película, para que luego digan que soy muy exigente.
Antes de acabar, y siguiendo con los homenajes, aunque este de otro tipo, es formidable lo que han hecho con la película de El Resplandor, escenario de una de las pruebas que tienen que superar los protagonistas, que no son solo dos, sino que van acompañados por otros tres jugadores más que completan el quinteto. Cada uno de ellos también tiene su momento estelar y se gana su puesto en el club de los cinco. Chapó por esta recreación del terror de Kubrick.
Termino recomendando a todos aquellos geeks como yo (a mí la palabra friki me parece peyorativa e insultante; a los jóvenes no, mejor para ellos), que comparten estos gustos. Quizá podía haber sido todavía más, pero creo que la dosis es la suficiente para que atraiga a gente que tampoco le ha dado duro a los videojuegos como otros. Bueno, a las consolas, el manga, el anime, las series y demás otras cosas en las que la película se inspira. Un lujo, al igual que su banda sonora.